WASHINGTON D. C. A pesar de que ya había tenido una experiencia desagradable, en 2017-2021, México no se preparó para la segunda presidencia de Donald Trump. Ante las amenazas directas del mandatario en su segunda campaña y en su toma de posesión, el gobierno de la presidenta Sheinbaum se ha colocado en el territorio de la resistencia pasiva.
A muchos analistas les cuesta trabajo aceptar que los reclamos de Trump tienen razón: parar el contrabando de fentanilo, disminuir los flujos de migrantes mexicanos y extranjeros que pasan por nuestro territorio y combatir a los cárteles del narcotráfico que causan problemas en Estados Unidos, y también aquí, muchos y graves.
La respuesta mexicana ha sido muy tibia. En el tema de la droga, el problema existe, no por el contrabando ni por los cárteles, sino porque en Estados Unidos el 30 % de la población -casi 40 millones de personas- es adicta a las drogas y las exigen.
En este punto, México tampoco ha sabido defenderse, pasa por alto que la oferta -los cárteles- determina la demanda -los adictos-. El problema disminuiría mucho si el gobierno estadounidense combatiera allá el consumo de sus ciudadanos.
México no ha respondido con energía a Trump, con argumentaciones razonables: los aranceles son instrumentos de comercio exterior que le permiten a los países regular guerra de precios y estabilizar mercados de producción y de consumo, pero Trump los está utilizando como chantaje.
Estados Unidos es el Goliat de la película, y México no ha sabido ser el David que pudiera tumbar con su resortera a ese gigante. Las relaciones son asimétricas porque México ha retrasado su modernización productiva y aún es el mismo país dependiente del mercado norteamericano. Más de 30 años del Tratado de Libre Comercio no han servido para que México fuera equidistante del poder económico de su socio americano.
Mientras no tengamos un modelo de desarrollo con capacidad autónoma y que nuestra economía siga dependiendo en el 80 % de Estados Unidos, continuaremos padeciendo el bullying de los poderosos.