Edilberto Peña

Edilberto Peña

#Psicosalud

Twitter: @Edilberto_pena |

Los amigos imaginarios son fantasía, no psicosis

En la infancia, la línea entre la realidad y la imaginación es difusa. Por eso, muchos niños, sobre todo entre los 3 y los 8 años, pueden convivir con un amigo imaginario. Aunque para los adultos esto pueda parecer extraño o preocupante, es importante dejar en claro que no se trata de un síntoma de enfermedad mental ni de un episodio psicótico, sino de una expresión normal del desarrollo emocional e imaginativo.

Los amigos imaginarios suelen aparecer en contextos de cambio, soledad o necesidad afectiva. Lejos de ser un signo de alerta, suelen representar un mecanismo de defensa saludable, donde el niño proyecta sus emociones, pensamientos o deseos en un personaje ficticio con quien puede hablar, jugar o incluso resolver conflictos internos. Esta figura le permite experimentar roles sociales, hablar de temas que le preocupan o, simplemente, entretenerse en un mundo creado por su mente.

Desde la neuropsiquiatría, entendemos que este fenómeno ayuda a los niños a elaborar sentimientos de pérdida, manejar frustraciones o ensayar conductas sociales, todo dentro de un marco seguro y controlado por su imaginación. Además, permite observar cómo el niño procesa lo que le ocurre, lo que puede darnos pistas sobre sus necesidades emocionales.

¿Cómo manejar esta situación como padres o cuidadores?

• Evitar ridiculizarlo o forzarlo a abandonar al amigo imaginario

• Aprovechar para conversar y entender lo que este “amigo” representa

• Observar si el niño mantiene sus relaciones sociales reales y responde adecuadamente a su entorno

• Consultar a un especialista sólo si el niño muestra aislamiento social persistente, ansiedad intensa o pérdida de contacto con la realidad

En la mayoría de los casos, este compañero imaginario desaparecerá conforme el niño fortalezca su identidad y su entorno emocional. Recordemos que la imaginación también educa, protege y tiene importancia en el desarrollo infantil. Hagamos que cumpla su función.