Héctor Zagal

Héctor Zagal

Comprimidos del Dr. Zagal

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Historia de la cerveza

Se han encontrado restos de producción de cerveza en Mesopotamia, de alrededor del año 4000 a.C., muchísimo antes que los primeros textos escritos.

La cerveza era tan querida en la zona del Éufrates y el Tigris que los sumerios honraban a una diosa, patrona de tan noble bebida. De nombre Ninkasi, fue quien le dio al ser humano el regalo de esa bebida.

Uno de los himnos que se cantaban en honor a esa diosa contenía una receta de cerveza. Por cierto, era frecuente que los sumerios le añadieran dátiles a su “birra” (manera coloquial de llamarla).

Pero no todo el amor por la cerveza se concentraba en Mesopotamia. En Egipto, los obreros que construían las pirámides recibían diariamente una generosa ración de ella.

En la Edad Media, por influencia de los pueblos del norte, se popularizó. Los monjes y las mujeres eran los grandes productores que, además, se había ganado la reputación de “bebida saludable”. ¿Por qué? Porque durante el proceso de elaboración, se hierve para aniquilar bacterias cuya existencia era desconocida en aquel entonces. Incluso los niños se la tomaban, algo que hoy sabemos que es dañino para ellos.

Fue precisamente en esa época cuando los monjes le agregaron lúpulo, que le da amargor, consistencia y hace las veces de conservante. Ya para 1516, los bávaros publicaron una ley que ordenaba que la cerveza siempre debía llevar lúpulo.

Hablando de Baviera, no podemos olvidar el Oktoberfest, el festival de la cerveza por excelencia. Todo se inició el 12 de octubre de 1810. Se iba a festejar la boda del príncipe Luis de Baviera con la princesa Teresa de Sajonia. ¿Cómo se celebró? Con carreras de caballos y mucha, mucha (muchísima) cerveza. El evento fue un éxito, tanto, que los organizadores decidieron realizarla anualmente.

Celebremos la cerveza, eso sí, todo con medida. Y los menores de edad, nunca.