
¿Sabía usted que poner nacimientos y romper piñatas en las posadas, tradiciones tan arraigadas entre los mexicanos, no se originaron aquí, sino que son costumbres traídas de otros países?
En efecto, fue san Francisco de Asís quien tuvo la ocurrencia de montar la primera representación en vivo de un nacimiento, a principios del siglo XVIII, en el pequeño pueblo de Greccio, Italia. Poco después, la idea fue copiada en Nápoles y Génova, pero se hizo con figuras de tamaño natural, ataviadas muy a la época en que nació Jesús.
Más tarde, la costumbre pasó a España y de ahí a México, donde las monjas fueron las primeras en montar nacimientos al interior de sus celdas, y allí los tenían para competir con otros conventos y saber cuál era el mejor representado. Para ello, utilizaban figuras vestidas con finas telas y una sofisticada decoración.
Por su parte, las iglesias también ponían nacimientos y los dejaban hasta el Día de Reyes, costumbre que adoptó la población, pero al tener menos recursos, optaron por usar figurillas de barro, aunque familias adineradas los representaban con finísimas figuras de lladró, cerámica o madera, con lujosos pesebres y grandiosa iluminación.
Otra de las manifestaciones navideñas son las posadas, iniciadas por los frailes españoles que llegaron a México en el siglo XVI. Al principio, se reducían a novenarios de misas, oraciones vespertinas y procesiones. Y, en algún momento, se añadieron las festivas piñatas que dieron lugar a las posadas como las que vivimos de niños. (Hoy, han perdido mucho de la tradición; por ejemplo, ya no se cantan las letanías).
La piñata es de origen chino, fue llevada a Italia por el conquistador Marco Polo. Luego pasó a España y más tarde a México, donde tuvo gran aceptación y, de hecho, es el único país en el mundo que conserva esa tradición. Hasta la fecha la producción de piñatas se ha extendido a los cumpleaños infantiles.
También sobreviven las pastorelas, otra maravillosa tradición navideña, de origen medieval, traídas por los españoles como recurso evangelizador. Obras de teatro con música y danza, de corte humorístico y de crítica social donde se protagoniza la eterna lucha entre el bien y el mal.
¡Felices fiestas, queridos amigos!