Alejandra Angers

Alejandra Angers

Los consejos de Leopa

Estimulación vs. sobreestimulación del bebé

Cuando un bebé nace está listo para aprender y recibir diferentes estímulos del mundo que lo rodea, como los abrazos de la familia, los cantos de mamá, la abuela o la tía, la voz de papá o del abuelo, también sentir el agua calientita al bañarse, percibir olores, saborear la leche materna o de fórmula, ver varios colores y objetos, etc. Mientras todo esto pasa a su alrededor, su cerebro empieza a conectarse y formar aprendizajes.

Al hablar de “estimular”, en este caso, me refiero al proceso en el que, mediante diversas acciones o vías se lleva información a través de los sentidos con el fin de hacer posibles distintas funciones.

La estimulación con un acompañamiento atento y oportuno, respetando cada etapa, es necesaria para todo bebé, pues de esta manera formará en su cerebro conexiones de neuronas que le servirán para toda la vida.

Ahora bien, la sobreestimulación es una saturación de información sensorial. Pueden ser sonidos, texturas, luces o colores, olores, demasiadas personas…, y ello le dificulta al bebé poder recibirla y aceptarla. Es fácil darse cuenta de cuando un bebé está sobreestimulado, porque cuando esto sucede evitará la situación ya sea girando su cabeza para dejar de verlo, agitándose o llorando, pues se sentirá agobiado.

No tengas miedo de estimular a tu bebé, ni pienses que al hacerlo lo estás sobreestimulando. La estimulación es necesaria y muy importante para su desarrollo físico, afectivo e intelectual. Lo importante es no tratar de adelantar procesos, cada bebé tiene su ritmo y es fundamental respetarlo y no dejar de estar atentos a los tiempos en que esté listo para realizar ciertas acciones. Sigue y siempre haz caso a tu intuición.