Constantemente escuchamos noticias sobre personas que cometen un acto que se sale de la norma social, que atenta contra la vida o la dignidad de un tercero. Y muchas de ellas cuentan con alguna profesión o vocación, como el sacerdocio, la docencia o la medicina, por dar algunos ejemplos.
Por desgracia, el ser humano, al escuchar noticias, tiende a generalizar e inicia cuestionamientos: ¿en manos de quiénes estamos?, ¿todos son iguales?, ¿ya no podemos confiar en los médicos, sacerdotes, maestros, psicólogos, mecánicos, etcétera?
Cada ser humano es distinto tanto en cuestiones físicas como psicológicas o en educación, y las conductas mostradas de falta de respeto, abuso o violación a los derechos humanos no están ligadas a la profesión o vocación.
Hay quienes traen una historia de vida y características de personalidad que los llevan a actuar de determinada manera, independientemente de su carrera o actividad.
Valdría reflexionar acerca de si esas personas cometieron un delito, y si tiene que ver con su profesión, con sus características psicológicas e historia de vida.
Discriminar, también, es un acto de diferenciación. Y aplicar esto en las noticias que se escuchan diariamente serviría de mucho para no afirmar que el acto criminal tiene una estrecha relación con la profesión. En cualquier vocación u oficio existe una variedad de personas y personalidades que no se vinculan.
Creer que la medicina, la religión, el derecho o la psicología no son fiables sólo porque hay personas con algún trastorno psicológico, amorales o deshonestas y que ejercen alguna de estas actividades, es prejuzgar.
El prejuicio genera desconfianza, y lo que necesitamos como sociedad es recuperar la confianza en nosotros y en los otros.
En el Centro Simi de Salud Emocional podemos brindarles la asesoría y apoyo psicológico de manera gratuita las 24 horas del día. Llamen: 911 32 32, confíen en nosotros, podremos orientarles de manera profesional y confidencial. centrodiagnostico@simisae.com.mx