Álvaro Cueva

Álvaro Cueva

Frente a la Tele

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La casa de los famosos México

Hay que hablar de la temporada dos de La casa de los famosos México. ¿Por qué? Porque estamos ante el fenómeno mediático más importante de todos los tiempos.

No es una apreciación personal. Los números no mienten. Jamás habíamos visto algo así, y lo digo con particular respeto para las personas de más de 30, de más de 60 años, que han visto exitazos de todo tipo. ¡De todo tipo!

Esto es de medios tradicionales, es de streaming, es de redes sociales.

¿Qué está pasando aquí? Algo que no había ocurrido ni siquiera en la temporada uno de esta versión corregida y aumentada de Big Brother.

Ya no estamos hablando de un reality show. Estamos hablando de un juego de estrategias.

¿A qué me refiero con esto? A que de lo que se trata aquí es de alcanzar el ascenso social con los demás, y a pesar de los demás.

La temporada dos de La casa de los famosos México es la más exacta radiografía de lo que es la vida hoy.

Le guste a quien le guste o le moleste a quien le moleste, para ascender en el mundo real hay que establecer alianzas, hay que quitar obstáculos.

Y como en la vida misma, se dicen cosas horribles, pasan situaciones monstruosas, se construyen lazos, hay traiciones.

Yo lo que quiero es que no se confunda y que no caiga en falsas críticas. Este es un programa fantástico que, leído de la manera correcta, nos puede enseñar más cuestiones de las que imaginamos.

Olvide todo lo que supo de La casa de los famosos México del año pasado y, por supuesto, aléjese del recuerdo de Big Brother.

Esto es demasiado poderoso y nuevo para ser cierto. Por favor, utilícelo a su favor y la próxima vez que tenga un problema en casa, en la escuela o el trabajo, acuérdese de lo que ha visto en este juego.

¿Cómo le puede hacer usted para salir adelante? ¿Cómo le puede hacer para que no le ganen los demás?


No le tengo que pedir que luche por ver las últimas semanas de La casa de los famosos México. Le pido que, además de verla, reflexione, que enchufe el cerebro, que aprenda. Sí se puede. De veras que sí.