Indiferencia ante la degradación (depredación) ambiental

A ningún funcionario público de los tres niveles de gobierno, de todos los partidos políticos, les habían importado los 8 millones mexicanos con asma, 14 millones con insuficiencia renal, 15 millones de diabéticos y los 3000 menores de 15 años que mueren/año por leucemia. En 2022, una mexicana murió de cáncer de seno cada 53 minutos.

Y en 2023, rebasamos 120 000 muertes de mexicanos de todo tipo de cánceres (entre ellos, el de pulmón). Tenemos 6 millones de niños con daños neuronales (retraso mental, autismo, síndrome de déficit de atención, depresión y agresividad).

Estos daños a la salud, obedecen principalmente a dietas inadecuadas y al pésimo aire que respiramos.

Los datos de degradación ambiental en 2023 (Inegi), señalan que los costos totales de la depredación del suelo llegaron a 178 699.8 MDP (0.6 % del PIB), por la pésima gestión de los residuos sólidos urbanos, que fueron de 130 084.9 MDP (0.4 % PIB); por aguas residuales no tratadas, 66 277.6 MDP (0.2 % PIB), y por la contaminación atmosférica,      809 443.1 MDP (2.5 % PIB).

El agua que entregan los sistemas operadores municipales y estatales de agua, no es potable.

En 2024, se registraron 202 incendios de tiraderos de residuos sólidos urbanos a cielo abierto. Ningún municipio del país cuenta con una planta de tratamiento de aguas residuales “descarga cero” (que permita reciclar el recurso). La megalópolis decretó nueve contingencias ambientales de enero al 19 de mayo de 2024, hasta que el 2 de octubre de 2024, nuestra presidenta Claudia Sheinbaum ordenó sanear los tres ríos más contaminados del planeta: Tula, Lerma y Atoyac. Ojalá que siga abordando los demás problemas de degradación ambiental reportados por el Inegi.

 

*Carlos Álvarez Flores, presidente de México, Comunicación y Ambiente, A.C.

Experto en gestión de residuos y cambio climático

www.carlosalvarezflores.com y Twitter @calvarezflores