diferentes manifestaciones en diversos escenarios: calles, escuelas, trabajo, medios de comunicación, hogares y, por supuesto, el noviazgo.
Es ahí donde el maltrato suele invisibilizarse al confundirlo con muestras de afecto, debido a que en el noviazgo se viven emociones, inquietudes, deseos y aspiraciones al conocer el amor. En un inicio puede resultar complejo diferenciar la expresión de afecto de aquellas conductas que intentan controlar, limitar y maltratar.
Otro factor es la ceguera de la violencia en el noviazgo por la cultura en que nos desarrollamos. Esta aporta creencias y modelos de comportamiento que van modelando la educación de la niña y el niño con base en estereotipos de conducta deseables según su sexo. Y aunque la mayoría de las víctimas de actos de violencia son las mujeres, también algunos hombres la sufren.
Indicadores de violencia en el noviazgo:
-Ha cambiado en la forma de arreglo personal.
-Ya no se visita a la familia o amigos.
-Obsesión constante por estar al pendiente del tiempo.
-Presentar golpes o heridas que justifica por ser torpe.
-Irritabilidad cuando se pregunta por la relación de pareja
Cabe señalar que tales aspectos, en ocasiones, no son fáciles de distinguir sobre todo porque “en el nombre del amor” todo se vale y los enamorados suelen aislarse sin hacer ningún tipo de comentarios. Sin embargo, es necesario estar alerta y no restar importancia a algún cambio en el estado de ánimo, emocional y de conducta en la persona conocida.
Asimismo, una manera de prevenir la violencia en el noviazgo es dándoles la confianza a nuestros jóvenes, como padres, educadores y familiares, para tener un diálogo abierto sobre dicha problemática. Debemos posibilitar que se expresen inquietudes, temores y deseos.
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