Aunque el discurso político e ideológico de la 4T reitera que el país se encuentra en la dinámica de un cambio de régimen, en realidad, todas las variables se agotan solamente en la restauración del sistema político revolucionario-contrarrevolucionario-priista-populista, de 1917-1982.
Pero se trata de un pospopulismo que representa el regreso de la historia, sin entender todavía que la lógica político-social del viejo régimen obedeció a tres circunstancias que no se están reproduciendo: un movimiento de masas pasado en las clases obreras y campesinas, un Estado que ha fraguado en un acuerdo con los empresarios para crear el nivel intermedio de economía mixta y un discurso ideológico que tenía las referencias vivas de la Revolución mexicana.
Ni siquiera la actual reforma judicial está cambiando el viejo régimen. La justificación oficial señala que ministros, jueces y magistrados del Poder Judicial serían nombrados por el pueblo, pero hay una intermediación que le otorga a la mayoría de Morena la prioridad en los nombramientos. El próximo Poder Judicial seguirá tan dependiente del Ejecutivo como el anterior.
En el periodo 1990-1996 nos hicieron creer que México había entrado en una transición a la democracia. Sin embargo, en realidad, sólo fue un modelo de respeto al voto que provocó la alternancia partidista en la presidencia y la disminución de la mayoría gobernante en un rango de 38 %-60 %, pero las reglas del sistema político/régimen de gobierno/Estado hegemónico/Constitución sirven lo mismo para operar con gobiernos priistas, panistas y morenistas.
La restauración del viejo régimen priista de Estado dominante es la única propuesta de la 4T, pero no alcanza para reconstruir el modelo de desarrollo que saque al país de la mediocridad de crecimiento económico, promedio de 2 % y de una desigualdad de 80 % de mexicanos con restricciones sociales y económicas y sólo 20 % en el confort total.
La 4T logró el apoyo electoral suficiente para su modelo de restauración, pero falta que la realidad le cumpla y queda como indicio de las dificultades el hecho de que el viejo régimen priista tenía más legitimidad y fuerza que el morenismo actual.