Contrarreforma neoliberal

Si se quiere resumir de manera sencilla lo que está ocurriendo con las reformas impulsadas por López Obrador-Sheinbaum Pardo, como parte de una propuesta transexenal de gobierno, todos los datos indican que se trata de una contrarreforma al modelo neoliberal de México 1982-2018.

Las propuestas lopezobradoristas no configuran un cambio de régimen ni una reforma estructural de Estado, ni menos la reorganización del sistema político priista y las reformas constitucionales, sólo hacen regresar el orden legal que prevalecía hasta principios de 1982.

De manera resumida, puede decirse que el proyecto de gobierno AMLO-CSP implica el regreso al espíritu del régimen populista mexicano que no le debe vergüenza a nadie porque forma parte del objetivo político-social que definió la Revolución mexicana y los gobiernos hasta finales de López Portillo, orientados a satisfacer las necesidades de las clases sociales no propietarias de medios de producción.

Como para espantar temores, se sugiere aquí regresar a las primeras páginas del ensayo clásico de Arnaldo Córdova: La ideología de la Revolución mexicana. La construcción del nuevo régimen (editorial ERA), en donde se define con claridad cuál fue el proceso de la élite revolucionaria para ir más allá del modelo capitalista de explotación social, pero menos de los regímenes comunistas totalitarios.

El constructor del modelo populista fue el presidente Lázaro Cárdenas y giró en torno al partido del Gobierno y del Estado -el Nacional Revolucionario, el de la Revolución Mexicana y el Revolucionario Institucional-, con la tarea central de distribuir la riqueza nacional por medio de un presidencialismo paternalista, pero capaz de liderar a los sectores empresariales, siempre reacios a ese propósito.

Las propuestas de AMLO-CSP terminan con el ciclo neoliberal de mercado propuesto por Carlos Salinas de Gortari, y tratarán de restaurar el modelo popular de Estado y presidencialismo como factores de distribución de la riqueza. Falta que puedan.