El edificio de la Ciudadela, en la calle de Balderas, trasmina su historia: fue fábrica de tabaco, cuartel donde estuvo preso Morelos y escenario de la sangrienta Decena Trágica. Hoy, por suerte, es un oasis de cultura en medio de la selva de asfalto, vidrio y plástico en que se ha convertido nuestra capital. Sí, allí se localiza La Ciudad de los Libros y la Imagen, una de las bibliotecas más grandes del país, después de la Vasconcelos que está en Buenavista.
Este inmueble de estilo neoclásico, en sus orígenes una fábrica de tabaco, fue inaugurado, en 1946, por José Vasconcelos, su primer director, y se reinauguró en 2012 con su nombre actual. Aloja nada menos que 600 mil libros, acervo que se incrementó tras recibir las nutridas colecciones de cinco intelectuales mexicanos: Carlos Monsiváis, quien legó más de 20 mil obras; Alí Chumacero, más de 40 mil; Jaime Terrés, también 20 mil; Antonio Castro Leal, 40 mil, y José Luis Martínez, 44 mil.
Todos ellos ocupan salas adaptadas de acuerdo con el gusto de esos autores. Por ejemplo, la de “Monsi”, cronista capitalino, es como entrar a una ciudad llena de edificios y hasta con callejones, todos formados con estantes pletóricos de libros.
Remodelado, en 1980, por el arquitecto Abraham Zabludovsky, el recinto, en sí, invita a visitarlo a fin de admirar el buen gusto de las enormes sombrillas metálicas, diseñadas para proteger los patios donde ahora hay estantes repletos de libros.
La Ciudad de los Libros tiene múltiples salas, todas, con la intención de despertar el gusto por la lectura, especialmente, la “bebeteca” y la ludoteca, donde se busca estimular en los niños la maravillosa aventura de leer. También hay espacios braille para los invidentes, así como áreas para adultos y adolescentes.
Además, en este inmenso espacio, funciona la Casa de la Fotografía en México, una propuesta por demás interesante para quienes gustan de plasmar en imágenes el devenir de nuestros tiempos.