México le ha regalado al mundo grandes tesoros en alimentos, bebidas, flora y plantas medicinales, desarrollados desde hace siglos por nuestras sabias culturas prehispánicas. Para muestra, detengámonos, esta vez, sólo en una valiosa aportación que les dio gusto y sabor a todos los países: el xocoatl, sí, el chocolate que hoy disfrutan todos los pueblos del planeta.
Y para conocer su origen, no hay mejor lugar que el Museo del Chocolate, ubicado en la calle de Milán 45, colonia Juárez, en la Ciudad de México. Esta singular exposición ocupa una casona porfiriana de 1909, cuidadosamente restaurada. En nueve salas y seis salones, nos transporta a un universo de tacto, sabores y olores, cuya historia tiene un protagonista: el cacao, la bebida que transformó la forma mundial de convivir en familia y en sociedad.
El público puede aprender esta exquisita historia al recorrer, por ejemplo, el Cuarto del Chocolate, un espacio cerrado en cuyas paredes están adheridas tres mil barras comestibles con el propósito de que la gente aprecie el aroma. Además, también puede admirarse una enorme torta de cocoa.
Por si fuera poco, hay esculturas de chocolate, elaboradas por destacados chefs, como Óscar Tapia y Víctor Rivera.
El museo, creado en 2010, también muestra edificios a escala construidos con este rico alimento, que fue base en la alimentación durante la época prehispánica, y que el virreinato se encargó de difundir en Europa, donde la bebida se tornó un privilegio entre la realeza.
Toda esa historia podemos conocerla a detalle al recorrer las salas hasta llegar a la producción actual del chocolate por grandes empresas.
Para finalizar el recorrido (de lunes a domingo, de 11 a 17 horas), hay una tienda con deliciosos productos y una chocolatería donde se pueden saborear platillos y bebidas elaborados a base de cacao. También hay talleres que culminan esta sabrosa visita.