Héctor Zagal

Héctor Zagal

Comprimidos del Dr. Zagal

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Gatos tartamudos

Seguramente, algunos de nosotros, los viejos, recordamos haber visto a Don Gato en la televisión. Hace tiempo hubo una película; no tan buena como la serie original, extraordinariamente doblada al español. ¿Se acuerdan del acento yucateco de Cucho y de la aguda voz de Benito?

En inglés aparece un personaje llamado Brain, pero la exquisita traducción mexicana lo nombró como «Demóstenes», un gato tartamudo. Este es un pequeño guiño a un antiguo orador que vivió en la Grecia clásica.

Demóstenes es un referente en el arte de la oratoria, conocido no sólo por sus técnicas y sabios consejos para pronunciar discursos efectivos, sino también por las fascinantes leyendas que rodean su vida. Se cuenta que, en su juventud, lidiaba con el tartamudeo. Dada la importancia de la elocuencia en la antigua Atenas, donde hablar frente a la asamblea era esencial para el ciudadano, adoptó métodos poco convencionales para superar su problema.

Cada mañana, al alba, se dirigía a la playa y, con todas sus fuerzas, le gritaba al mar, buscando fortalecer sus pulmones. De regreso a su hogar, continuaba su práctica de una manera singular. Colocaba un puñado de piedras en su boca o sostenía un cuchillo entre dientes, forzándose a mejorar su dicción.

Demóstenes fue un adversario político del rey Filipo II de Macedonia y, a la muerte de este, de su hijo Alejandro Magno. Se dice que cuando Demóstenes se topó cara a cara con el conquistador, volvió a tartamudear. Esto segundo es una leyenda con poco fundamento.

Hablando de personas tartamudas, ¿han tenido la oportunidad de ver la película El discurso del rey? Es conmovedora y basada en un hecho real: el rey británico Jorge VI era tartamudo.

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