¿Has oído hablar de la Torre de Pemex?
¡Exacto! Es un edificio de oficinas de la empresa que se llama “Petróleos Mexicanos”.
Entonces, no es propiamente una torre. Lo que pasa es que así le dicen a los edificios que son muy altos. Y durante 20 años la Torre de Pemex fue el rascacielos más alto de México.
Es 32 metros más alto que la Torre Latinoamericana.
Por eso, desde 1984, la Torre de Pemex, muy orgullosa, reinaba con sus 51 pisos y 214 metros, desde la avenida Marina Nacional, en la Ciudad de México.
Solo que llegó, en 2003, una torre más alta: la Torre Mayor, que por 11 metros le quitó el trono.
Aún así, la Torre de Pemex es un gran edificio. Fue diseñado para soportar sismos de 8.5 grados en la escala Richter, y de hecho, ya pasó la prueba, en el terremoto que azotó a la Ciudad de México, el 19 de septiembre de 1985, que fue de 8.1 grados. La torre solo se movió, pero no se dañó nada. Ni siquiera el helipuerto que está, digamos, en la azotea y que, por cierto, se usa muy poco.
Su construcción duró 5 años y se utilizaron, principalmente, aluminio, cristales reflejantes, polarizados de color cobrizo y 224 mil toneladas de acero, de Houston y España, además de concreto mexicano.
A los lados del edificio puedes ver dos franjas negras, que en realidad son las escaleras de emergencia.
Cuando armes la tuya, recuerda que es otro de los edificios más representativos de la Ciudad de México. Y, la verdad, es que, aunque ya no sea la más alta, sigue siendo una gran torre. Tanto, que en ella trabajan 6 mil personas.
Se tú, ahora, el arquitecto. Fíjate en los detalles y cuida que tu torre sea segura y que también resista las sacudidas y los “acomodamientos de la tierra”, cuando la tengan que mover para asear el lugar donde la tengas colocada.