Una pregunta frecuente en pacientes que van al consultorio y en personas que buscan saber sobre salud mental, es: “¿Cuándo sé si lo que siento es motivo de ir al especialista?”.
Es decir, quieren conocer la intensidad y el momento indicado donde las emociones, sentimientos o conductas se transforman, de algo cotidiano y explicable, en una enfermedad.
La respuesta es contundente: cuando afecta la funcionalidad.
Los psiquiatras acostumbramos revisar la funcionalidad de un individuo con base en su desempeño en las diferentes áreas de influencia de su vida:
1) Salud integral: es imposible que alguien pueda sentirse bien, si no está sano en lo físico y orgánico.
2) Familiar: quien sufre un padecimiento de salud mental, se aísla y no tiene una adecuada convivencia con su primer círculo, no participa, se muestra irritable y deja de disfrutar de este contacto cercano.
3) Pareja: son frecuentes las disfunciones sexuales, incluida la disminución en la libido, por lo cual la persona afectada por un desorden neuropsiquiátrico deja de acercarse a su pareja, y hasta presenta rechazo en este tema.
4) Laboral: en promedio, un paciente falta 40 días al año a su trabajo y su desempeño es 60 % inferior con respecto de alguien sano en el área emocional y conductual.
5) Social: las personas dejan de asistir a reuniones, incluso con sus amigos más íntimos, no toleran las concentraciones con gente, tipo cines y restaurantes, y prefieren quedarse en casa. Pierden la espontaneidad de generar un plan o una salida.
Conclusión: las emociones y conductas con el mundo que nos rodea, son las que determinan si se debe acudir al experto en salud mental.