En las condiciones actuales, no tenemos más opción que ser creativos para distraernos de las rutinas aburridas y tediosas, debido al confinamiento social, nuevas normalidades y encierros por la pandemia de covid-19.
Lo que vivimos, nos ha llevado a reconocer y diagnosticar el burnout, o síndrome de desgaste, resultado de la constante confrontación de nuestros mecanismos de defensa psicológicos ante el incremento en los eventos adversos del medioambiente, como sucede de manera exagerada este año.
El manejo del síndrome de desgaste es complicado, pero lo principal es buscar el equilibrio entre las agresiones inevitables y el cúmulo de actividades placenteras. En el mundo “normal”, un maravilloso periodo de descanso nos baja hasta 32 % el riesgo cardiovascular acumulado.
A continuación, una lista de sugerencias:
1) Hacer una búsqueda extensiva de libros y películas que nos transporten a otras culturas y medios, extraños pero fascinantes.
2) Expandir nuestros horizontes musicales con armonías que nos hagan pensar en canales, lagos, montañas y naturaleza viva.
3) Montar el set completo de visitar otro país. La manera más sencilla es tener una semana con comida y bebidas tradicionales de ese destino.
4) Aprender nuevos juegos. Ahora podemos intentar los de reto cognitivo o que, incluso, nos obligan a socializar de maneras diferentes.
5) Aprovechar los tours virtuales de los diferentes museos del mundo.
6) Acampar en alguno de los parques nacionales del país.
7) Aprender otro idioma, una gran herramienta que mejora la plasticidad neuronal.
Estos consejos no son limitativos, la lección importante es la misma: hay que despegarnos de la rutina cotidiana a favor de nuestra calidad de vida.