Estoy muy decepcionado por la avalancha de narconovelas que nos están ofreciendo las señales de Azteca 13, Imagen Televisión, Canal 5 y GalaTV.
No se vale. Primero, por lo delicado que es manejar esta clase de contenidos en los canales abiertos y en horario familiar.
Segundo, porque representan una muy grave contradicción para la industria de la televisión mexicana, que se la pasa presumiéndonos sus valores y sus causas.
Tercero, porque son una burla para los noticiarios y mesas de análisis.
¿A usted no se le hace medianamente sintomático que nuestros servicios informativos digan cada vez menos cosas del crimen organizado, mientras nuestras telenovelas se dedican a hacerle homenaje?
Y cuarto, porque son una prueba más de la falta de creatividad de nuestras pantallas.
¿Cómo quieren los ejecutivos de la televisión abierta nacional que las familias no huyan despavoridas cuando les ponen esta clase de programas?
¿Cómo quieren estos señores que los anunciantes asocien sus productos y servicios con narcotraficantes, asesinos, violadores, secuestradores y torturadores?
Tendrían que estar verdaderamente enfermos para caer tan bajo.
Por eso hay cada vez más personas refugiándose en otra clase de plataformas como Netflix, Blim y ClaroVideo.
Por eso hay cada vez más hombres y mujeres buscando información y entretenimiento en las redes sociales. Las narconovelas son un error.
Mire, usted está en su derecho de ver lo que quiera. No le voy a negar que este tipo de historias, a pesar de la saturación, tiene mucho éxito porque apela al morbo, a la estimulación fácil.
Son como drogas audiovisuales, pero drogas al fin, y las drogas venden.
Para hay espacios y momentos para todo, incluso para los narcocontenidos.
Y las familias más humildes y numerosas de este país, las que están condenadas a ver pura televisión abierta, merecen otra clase de propuestas para divertirse, inspirarse y buscar soluciones cuando sintonizan los mejores horarios de este importante medio de comunicación. ¿O usted qué opina?