Los ladrones que son estimados y admirados por millones de personas, desde luego no se encuentran entre los cínicos señorones de la FIFA, sino entre jugadores de beisbol, es decir, los “roba bases”, esos que tanto gustan y que son material humano por demás indispensable en todo el beisbol para anotar carreras, ganar juegos y conquistar campeonatos.
Rickey Anderson es el máximo “ladrón” de las Grandes Ligas con mil 406 bases estafadas durante su carrera, récord de todos los tiempos y que, sin lugar a dudas, pasarán muchos años para que alguien pueda empatarlo y romperlo.
El número 2 de la lista es Lou Brock, quien se retiró con 938 colchonetas robadas, cifra que, como se ve, quedó lejana a la de Rickey Anderson.
Somos privilegiados los que tuvimos la oportunidad de verlos, pues de verdad que daban todo un espectáculo, tanto por su velocidad como por su sapiencia para arrancar a tiempo y llegar “quieto” a la almohadilla deseada.
Entre los jugadores activos de la Gran Carpa buenos para robar bases, está José Bernabé Reyes, jugador dominicano de cuadro, quien en la Liga Nacional fue el mejor robador de bases en los años 2005, 2006 y 2007.
Pero lo cierto es que ni Reyes, ni algún otro, tiene la posibilidad real de superar a Anderson, cuyo récord está entre los que parecen inalcanzables.
En la Liga Mexicana de Beisbol también hay magníficas historias de grandes ladrones, tales como el “Súper Ratón” Héctor Zamudio, quien jugando para los viejos Tigres Capitalinos, en no pocas ocasiones hizo pisa y corre desde segunda …¡hasta Home!.
Qué decir de Alberto la “Chispa” Gastélum, el que no hace mucho tiempo en una misma entrada y jugando para los ahora Tigres de Quintana Roo, se robó la segunda, la tercera y…¡el home!
En suma, digamos que los “ladrones” del beisbol, son verdaderos artistas, que entre sus herramientas no está solo la velocidad, sino también su habilidad para “barrerse”, el conocimiento de los lanzadores y receptores para no arrancar ni antes ni después de lo necesario. Algunos bailan un rato cerca de la primera, mientras que otros simplemente se van.