Con mucha mayor facilidad que la esperada, los Tigres de Quintana Roo consiguieron su decimoprimer campeonato de la liga Mexicana de Beisbol, pasando sobre los Sultanes de Monterrey que, a pesar de haber armado un trabuco, de plano no dieron la pelea y solamente pudieron ganar un partido de la serie final.
Los Tigres, en cambio, jugaron como maquinita bien aceitada. Eso a pesar de que por las temidas e indeseables lesiones, perdieron a elementos importantes a la ofensiva y la defensiva, como Douglas Clark y Jorge Cantú.
Y si de justicia y de objetividad se trata, hay que decir que ese ansiado gallardete también pertenece a Matías Carrillo, quien diseñó el balance y la profundidad del equipo al que mantuvo en los primeros lugares de la tabla casi hasta el final de la temporada regular.
Tal vez el hubiera no existe, pero independientemente de eso, en los aficionados de la llamada “religión felina”, hay la convicción de que don Alejo Peralta jamás habría destituido al “Coyote”, pues como se sabe, fue siempre su jugador consentido, tanto que compró a todos los Petroleros de Poza Rica, con tal de tener en sus filas a Matías, considerado como el pelotero más completo en la historia de la Liga Mexicana.
Otra convicción de la afición tigrista, es que Matías no fue despedido por razones deportivas, sino porque alguien muy poderoso metió la mano para que esto sucediera.
Por la experiencia que, de manera repetida, han vivido otros equipos, no es de descartarse el regreso del “Coyote”, pues quiérase o no, lo cierto es que tiene los atributos de un buen timonel y, además, se mantiene como el jugador más emblemático de los “fabulosos Tigres” ya no capitalinos, sino de Quintana Roo, por los caprichos de “Carlitos”.
Y después del cerrojazo en la Liga Mexicana de verano, nos preparamos para dar seguimiento a la invernal del Pacifico donde se juega un gran beisbol.