Las pelotas de beisbol suelen causar lesiones, por demás riesgosas y lamentables.
En los estadios donde hay graderío sin la protección de una red, se han registrado pelotazos espeluznantes a aficionados de diferentes sexos y edades.
Por eso se recomienda que nadie le quite la vista a la pelota que está en juego y alcanza velocidades impresionantes.
Otro tipo de accidente propio del juego y que por fortuna se ve de vez en cuando, lo padecen los lanzadores golpeados por pelotas salidas del bateador que están enfrentando.
No son pocos los que han terminado su carrera por un bolazo recibido en la cabeza.
Quizá el caso más famoso es el del pitcher Herb Score, quien hace años era considerado como el prospecto más caro, pero que abruptamente dejó de ser rentable y acabó su carrera por un pelotazo que recibió en plena cara.
Recuerdo el caso del veracruzano Ramón Arano, una de las leyendas del pitcheo mexicano, quien también recibió un bolazo en plena frente que lo dejó tirado durante seis minutos, pero que por fortuna pudo recuperarse a plenitud en poco tiempo.
Si algo debe protegerse en el Rey de los deportes, es la integridad física de aficionados y jugadores.
Por eso la necesidad o la exigencia de que haya estadios seguros, así como la propuesta de que el uso de un casco apropiado, sea obligatorio para los lanzadores.
Vale aquello de que más vale prevenir que lamentar.