La crisis en el campo mexicano, a consecuencia de la aplicación del Tratado de Libre Comercio (TLC) a lo largo de 20 años, golpea fuertemente a nuestro país porque, de ser autosuficientes en materia alimenticia, ahora somos el tercer importador de alimentos en el mundo, a la vez que aumenta el consumo de “comida chatarra” y, paralelamente, se han perdido 4.9 millones de empleos, lo que ha aumentado la corriente de indocumentados a los EU.
Así lo consignan estudios de organismos especializados en la producción agropecuaria, que se pronuncian por “reformar las reformas” globalizadoras que, por bien de todos, deben apegarse a la realidad, en vez de pretender ajustar la realidad a las teorías y los estudios de gabinete alejados de necesidades reales que es necesario superar.
No sería aventurado esperar que, debido a la contradicción entre teorías alejadas de lo real, se produzcan ajustes a las reformas, sobre todo en el campo mexicano, para reactivar al medio rural, víctima, de una situación económica y social delicada.
Entre los organismos preocupados por la realidad en el campo, destacan los estudios de la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productos del Campo, Red de Comercio Justo, Alianza Justicia Global, etc., hasta sumar más de 15 agrupaciones que recomiendan “reformas a las reformas ”, que permitan recuperar la vitalidad económica en el agro mexicano.
Es de suma importancia enmendar lo que no ha funcionado en el campo. La elemental lógica nos dice que hay que dar este paso, porque México no podrá alcanzar la plenitud de su desarrollo económico y social, con su mundo rural empobrecido, víctima de “dogmas” y teorías que hasta ahora solo han empobrecido al agro.
Estamos en el momento en que la retórica, a fuerza de repetirla, pierde credibilidad. Es necesario pasar de las palabras a la eficacia, porque la pobreza crece lo mismo en México que en EU y Canadá. Enmendar, es de sabios.