México sí tiene rumbo, y esto se acaba de confirmar durante la reciente ceremonia de conmemoración del centenario de la creación del Ejército Nacional, efectuada en Palacio Nacional, donde el presidente Peña Nieto exhortó a los mandos de Sedena y Semar, a servir, con absoluta lealtad a la Patria, fortalecer la unidad nacional, preservar la soberanía nacional y salvaguardar el territorio nacional.
Mucho se ha especulado sobre la versión infundada de que “México ha perdido el rumbo”. Esto no es cierto, porque nuestro país siempre lo ha tenido, y así se ha comprobado durante los tres grandes movimientos que permitieron la configuración de nuestro México independiente: la Independencia, la Reforma y la Revolución. Esta es la trilogía de etapas que han dado lugar al México de hoy. Más allá de circunstancias, tiene el acervo de valores para trascender como nación libre, digna, con libertades y derechos fundamentales.
El Jefe del Ejecutivo, después de delinear los conceptos arriba citados en materia de soberanía nacional e independencia.
Pidió mantener lealtad absoluta a las instituciones democráticas del país, cumplirlas con apego a derecho, respetar escrupulosamente los derechos humanos, conducirse con integridad y profesionalismo y anteponer a cualquier otro el interés de la nación.
Se justifica plenamente que al serle entregada a Peña Nieto la espada del Ejército, se haya enfatizado que “Esta espada es la sabiduría en el ejercicio del mando, el liderazgo y el carácter del hombre de armas para hacer cumplir la misión asignada”.
Con plena sinceridad, Enrique Peña Nieto concluyó: “Practiquen y promuevan los principios de la paz, la tolerancia, el respeto y el entendimiento”.
Las lecciones de civismo deben retornar en el país.