Se encuentra hacia el oriente de la Ciudad de México, es el “faro” del aeropuerto de la capital. Antes había cumplido esa misión, no de aviones, pero si de canoas, era punto de orientación para los navegantes de los lagos de Tenochtitlán.
Y ahí, según la leyenda, está el origen del escudo nacional y la fundación de México Tenochtitlán:
En ese cerro se llevó a cabo la pelea entre el Dios Huitzilopochtli y su sobrino Copil, al cual vence y saca el corazón lanzándolo con tal fuerza que parecía un cometa surcando el cielo, y cae al lago en ese lugar, donde, con el tiempo, crece un nopal que da tunas, y luego una águila se posa en él devorando una serpiente.
Fue cuando los sacerdotes de las tribus llegadas de Aztlán, dicen: “Aquí, es aquí”… ¡Y tómala, campeón!
Las consecuencias las sufren los chilangos. Los aztecas andaban inspirados y deciden construir una ciudad sobre el agua. Siglos después, ahí están las consecuencias: en la ciudad hay hundimientos, se abren grietas de manera inesperada, los sismos se siente bien chidos y la Catedral, el Palacio de las Bellas Artes, Palacio Nacional, etcétera, se hunden.
Por eso el cerro del Peñón de los Baños es historia y tradición, origen de esta ciudad y del escudo nacional.
Y no solo eso, mis cuates, la naturaleza lo hizo agraciado: a sus faldas lo dotó de un manantial de aguas termales, rico en minerales, donde desde la época de Tenochtitlán, los emperadores o señores aztecas acostumbraban ir para bañarse en esas aguas; también lo hicieron Carlota y Porfirio Díaz.
En esta colonia se preservan tradiciones antiguas, como el uso del temazcal y la elaboración de merengues con pulque, para que se inflen.
Y ahí mismo, sus habitantes organizan la representación de la Batalla del 5 de mayo, donde los franceses perdieron ante los mexicanitos.
Los vecinos tienen años escenificando esta batalla, es más, los personajes históricos firman los tratados y luego se ponen una pachanga, donde zacapoaxtlas y franceses terminaban hablando latín.
Además, acá surge la tradición de los sonideros, esos “Djs” callejeros, seguidores del Sonido la Changa, el Rolas, Lunares, etc.
¿Cómo un cerrito (que en la época de Tenochtitlán era una islote), puede albergar tanta historia, tradición? ¡Ay, ojitos pajaritos!…